La eficiencia energética es un apartado al que se presta cada vez más atención en el ámbito doméstico, en especial desde la introducción del estándar europeo de calificación por letras. Hoy cada inmueble que se construye debe contar con un certificado energético que muestre su eficiencia, y también es obligatorio obtenerlo para cualquier vivienda que se ponga en el mercado. ¿Sabes cómo se calcula y qué implica la calificación asignada a cada edificio? La instalación de caldera de gas u otro sistema de calefacción es uno de los factores que influye decisivamente.

La etiqueta energética incluye calificaciones referidas a dos valores fundamentales, las emisiones de dióxido de carbono del edificio –kilogramos por metro cuadrado al año– y su demanda de energía en términos de kilovatios hora por metro cuadrado al año. A su vez, se recoge el desglose de estos para las principales fuentes de consumo energético en la vivienda: calefacción, agua caliente sanitaria y refrigeración.

Cada una de estas mediciones posee su propia calificación de letra, y combinándolas mediante una fórmula estándar se obtiene la calificación global. De esta manera, podemos observar que el peso de la caldera sobre la calificación es muy relevante, como corresponde al gasto energético proporcional que origina.

Hay que tener en cuenta que no solo la eficiencia de los aparatos de climatización determina el resultado de este estudio, puesto que el propio aislamiento térmico de las viviendas tiene mucho que ver con la energía que necesiten para alcanzar temperaturas confortables.

No obstante, podemos concluir que la apuesta por un sistema de calefacción y ACS más moderno y eficiente se verá reflejado en la etiqueta energética, puesto que permitirá mejorar en las dos variables relevantes: alcanzar el rendimiento deseado con menor consumo y emitir menos CO2 a la atmósfera. Desde ServClimat recordamos que el salto de las calderas de gas antiguas a los actuales sistemas de condensación es una de las formas más claras de progresar en este sentido, lo cual tiene mucho que ver con el hecho de que la UE haya prohibido la fabricación de equipos de gas que utilicen otras tecnologías.

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